Llamada a servir: La misión sin fronteras de la Hermana Joselyn Alvarado Soto

Llamada a servir: La misión sin fronteras de la Hermana Joselyn Alvarado Soto

Llamada a servir: La misión sin fronteras de la Hermana Joselyn Alvarado Soto

Llamada a servir: La misión sin fronteras de la Hermana Joselyn Alvarado Soto

Llamada a servir: La misión sin fronteras de la Hermana Joselyn Alvarado Soto

Llamada a servir: La misión sin fronteras de la Hermana Joselyn Alvarado Soto

COMPARTIR

El 2 de agosto 2025, celebramos con gozo la Profesión Perpetua de nuestra hermana Joselyn Alvarado Soto, costarricense, quien animada por el Espíritu Santo y sostenida por el amor misericordioso del Buen Pastor, consagró su vida totalmente a Dios, en la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor. Celebramos esta fiesta en acción de gracias, como afirmación del amor que transforma y testimonio de que Dios sigue llamando y nuestras hermanas siguen respondiendo. Les compartimos el testimonio vocacional de nuestra Hna. Joselyn Alvarado Soto.

Hay momentos en la vida en los que es necesario hacer una pausa, mirar hacia atrás, no desde la nostalgia, sino desde la gratitud. Detenerse, respirar hondo y simplemente dar gracias. Hoy, después de haber entregado mi vida definitivamente a Dios a través de los votos perpetuos, me encuentro en un tiempo de contemplación profunda, elevando el corazón agradecido al Señor que ha guiado con amor y fidelidad cada paso de mi camino.

El tiempo ha pasado, y ciertamente ya no soy la misma joven de años atrás. Aquella que, con mirada incierta, buscaba un sentido más profundo para su vida. En ese entonces, quizá ni siquiera me preguntaba qué quería Dios de mí, y mucho menos tenía claridad sobre lo que yo misma deseaba. Pero hoy sé que nada ocurre por casualidad. No fue el azar lo que me trajo a esta Congregación, sino una llamada amorosa que me condujo a un lugar donde fui acogida con ternura, con calidez de hogar… y ahí, sin saberlo del todo, me estaba encontrando con el Buen Pastor.

Recuerdo que, después de algunos meses, una pregunta inesperada irrumpió en mi vida: ¿Y usted no quiere ser religiosa?'' Mi respuesta fue un rotundo “no”. No me veía, no me sentía capaz. Me parecía imposible imaginarme en esa vocación. Pero esas preguntas incómodas regresaban una y otra vez, hasta que dejaron de incomodarme y empezaron a cobrar sentido. Con un corazón dispuesto, más abierto a escuchar, me atreví a decirle a Dios:: “¿Por qué no?'' Sentía que me llamaba, aunque no sabía a dónde. Sólo intuía que me pedía conocerle, amarle, seguirle... aunque no comprendía el cómo.

La vida religiosa empezó a parecerme no solo posible, sino profundamente hermosa. No por apariencias, sino porque me hablaba de una vida entregada, de servicio, de comunidad, de romper con mis propios límites. Fue un tiempo de lucha interior: no quería, pero algo me atraía profundamente. No me sentía lista, pero deseaba intentarlo. El miedo me paralizaba, pero algo ardía en mi interior.

En medio de un tiempo de desierto y sequedad, mis propias resistencias me abrumaban. Pero ese fuego interior no se apagaba. Me hacía sentir que no estaba sola. Poco a poco, fui dándole a Dios la oportunidad de guiar mi vida, y con ello, comenzó a llegar la paz. Hablar de lo que sentía con las personas adecuadas me hizo sentir acompañada. El miedo dejó de tener la última palabra. Supe entonces, con certeza, que Dios me llamaba… y yo quería responder.

Después de un tiempo de búsqueda, recordé aquel primer encuentro con el Buen Pastor, ese momento en el que me sentí profundamente acogida. Y me dije: es aquí donde el Señor me cautivó, es aquí donde quiero permanecer.

Comencé a caminar junto a esta Congregación, a descubrir quién era Jesús para mí, y al mismo tiempo, a encontrarme conmigo misma. No ha sido un camino fácil. En muchas ocasiones, me sentí fuera de lugar, con el corazón lleno de preguntas. Pero dos certezas han sostenido mi camino hasta hoy: que la gracia de Dios siempre me ha bastado, y que era esencial vivir este proceso con sinceridad y con misericordia hacia mí misma.

Hoy puedo decir que he vivido mi proceso vocacional con Hoy puedo decir que he vivido mi proceso vocacional con entusiasmo, verdad y alegría. A medida que me entrego con generosidad, descubro cómo Dios se manifiesta en mi vida con un amor sin condiciones. La misión me ha ido cautivando, porque en cada persona que acompaño especialmente en tantas mujeres reconozco la presencia viva del Buen Pastor que guía, sana y reconforta..

Pertenecer a una Congregación global me ha permitido experimentar profundamente mi identidad como misionera. Ir más allá de las fronteras, no solo geográficas, sino también de mi propio ser. La vida religiosa me ha invitado constantemente a salir de mí misma, a ofrecer lo más auténtico, lo más bello que descubro en lo profundo de mi ser.

No puedo decir que todo ha sido fácil. La vida siempre presenta nuevos desafíos. Pero en el camino nunca he estado solasola. Dios ha estado conmigo, y me he encontrado con rostros e historias que han acariciado mi corazón. Hoy, sus nombres son imborrables en mi historia… una historia escrita tras las huellas del Buen Pastor.

EN  /  FR  /  ES

our global presence

ÁFRICA, ORIENTE MEDIO Y LAS ISLAS

Rep. Dem. del Congo, Kenia, Sudán del Sur, Uganda

Madagascar, Mauricio, Reunión

Senegal, Burkina Faso 

Europe

Bélgica, Francia, Hungría, Países Bajos

Italia, Malta, Portugal, España

Latino américa

Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Puerto Rico

Brasil, Paraguay