Beata María Teresa de Soubiran
Sus primeras fundaciones
La Beata María Teresa de Soubiran nació el 16 de mayo de 1834 en Castelnaudary, una ciudad mercantil del suroeste de Francia. De joven, fue miembro de la Cofradía de los Hijos de María, dirigida por su tío, el padre Louis de Soubiran.
A los 20 años, tras pasar un año como Hermana Seglar Beguina en una comunidad de Bélgica, regresa a Francia donde, junto con unas amigas, crea la estructura inicial de una nueva comunidad religiosa. Durante varios años, comparten una vida de pobreza, inmersas en la oración y en la obra de hospedaje de niñas pobres.
En 1864, la Beata María Teresa asistió a un retiro Jesuita de treinta días en Toulouse, durante el cual discernió que Dios la llamaba a persistir en su nueva fundación. Dos años más tarde, consagra la Congregación a María y funda las Hermanas de María Auxiliadora, cuya misión principal es la educación de las niñas.
A partir de la Casa Madre en Toulouse, pronto se establecieron otras comunidades en Francia e Inglaterra. Sin embargo, en 1869 surgen problemas cuando una nueva hermana de la Congregación acusa a María Teresa de mala gestión financiera.
A Nuestra Señora de la Caridad
Tras verse obligada a abandonar su Congregación, el 20 de septiembre de 1874 es acogida en París por las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad, y tres años más tarde emite los votos perpetuos con el nombre de María del Sagrado Corazón.
Se integró rápidamente en su nueva familia religiosa enseñando el catecismo y trabajando con las jóvenes a su cargo. Tras un lento deterioro de su salud, muere el 7 de junio de 1889, siendo sus últimas plabras"¡Ven, Señor Jesús, ven!".
Una reputación restaurada
Dos años después de la muerte de la Beata María Teresa, una investigación reveló que las acusaciones contra ella eran infundadas. Póstumamente, su reputación fue reivindicada y fue exonerada.
El proceso de beatificación comenzó en París el 9 de mayo de 1934, bajo el pontificado de Pío XI, y concluyó el 20 de octubre de 1946, tras la aprobación de dos milagros atribuidos a su intercesión.