Cinco Sesiones de Videoconferencias del Bicentenario por Zoom se celebran en 2025, durante cada uno de los cuales una oradora invitada compartirá su perspectiva sobre la dimensión contemplativa de nuestra vida y misión del Buen Pastor. Después del Zoominar del 2 de julio, en el que la Hna. Carmen Toledano OSA ofreció su visión sobre La expresión de la vida contemplativa hoy, tres hermanas contemplativas comparten sus reflexiones y oraciones personales sobre el tema, que puedes leer a continuación.
Por Sor Lalani Ekkanayaka
Nuestra vida de Celo, arraigada en la contemplación, es un signo de esperanza que nace de la acción y sirve para recordarnos que estamos en presencia de Dios, independientemente de las actividades que realicemos. Cultivar una mentalidad positiva ayuda a alimentar una actitud de esperanza.

Como comunidad centrada en la Eucaristía, se nos anima a buscar el rostro de Dios en los momentos cotidianos que vivimos. La transformación interior surge de la práctica de la humildad y de la sencillez, que conducen a la renovación y novedad en todas las cosas. Abrazar el silencio y la soledad es esencial para entrar en la verdadera contemplación en el ajetreado mundo de hoy.
Por Sor María Fernanda Zambrano
La misma lámpara encendida recuerda la parábola de las vírgenes prudentes (Mt 25, 1-13): aquellas que tenían aceite suficiente para esperar al esposo. Esta religiosa representa a quien ha elegido vivir con el corazón atento, preparado, en actitud contemplativa y disponible. La mirada al cielo es una oración silenciosa, un diálogo interior, un susurro que solo Dios escucha. No actúa por impulso, sino por fe. La luz que sostiene no es solo fuego: es la presencia de Cristo que alumbra la noche, que da sentido, que guía.
Ante esto me surgen esta preguntas:

- ¿Estoy manteniendo mi lámpara encendida con el aceite del amor, la fe y la oración constante?
- ¿Hacia dónde dirijo mi mirada cuando sostengo el fuego de la vocación, del llamado, del compromiso con Dios?
Oración:
Señor Jesús, hoy celebro el don de mi vocación, esta vida sencilla y silenciosa, que me has regalado para amarte con todo el corazón.
Como María Magdalena, quiero ser lámpara encendida a tus pies, guardar tu presencia en el centro de mi alma, y permanecer contigo cuando todos se han ido.
Enséñame a mirar al cielo, no por nostalgia, sino por confianza.
A levantar la lámpara de mi fe incluso cuando el aceite parece agotarse.
Que mi oración constante sea perfume como el que ella derramó en tus pies.
Que mi silencio hable de Ti.
Y que cada día en esta vida escondida, sea una respuesta fiel de amor.
Gracias por llamarme a esta parte “mejor”. Amén.
Por Sor Hermana Elida Correa
"Hagamos memoria de esa mujer contemplativa y apasionada…” Patrona de nuestras Hermanas contemplativas de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor.
Que su ejemplo inspire a cada una de nuestras Hermanas a renovar su entrega y vocación, especialmente en este año del bicentenario (200 años). Que el Señor fortalezca el camino con la misma pasión y fidelidad que animaron a María Magdalena en su seguimiento de Jesús.
Con esperanza y gratitud, pedimos que Dios las bendiga abundantemente y las sostenga en su misión de amor y oración en Jesús Buen Pastor.
 
															





