Por Sergio Carion, Argentina (Provincia Argentina–Uruguay)
Ubicada en las estribaciones de los Andes, en el noroeste argentino, nuestra comunidad ''María que Desata los Nudos'' en La Rioja se reunió durante nueve días de oración y servicio a partir del 19 de septiembre, mientras la Parroquia de la Anunciación del Señor celebraba su novena anual.
 Junto con las hermanas y los partners laicas y laicos en la misión, que se unieron a nosotros desde Corrientes y Buenos Aires, nos acercamos a las familias de los barrios vecinos.
Junto con las hermanas y los partners laicas y laicos en la misión, que se unieron a nosotros desde Corrientes y Buenos Aires, nos acercamos a las familias de los barrios vecinos.
Casa por casa, llevamos un mensaje claro: la Iglesia los necesita, los espera, los acompaña y ora por cada uno. Damos gracias a Dios por cada puerta que se abrió para recibir a la Madre y la Palabra. En cada encuentro, compartimos vida, dolores, alegrías… y nos quedamos con la alabanza en los labios, por todo lo que fue revelado a los pequeños y sencillos.
Un momento especialmente enriquecedor fue el taller de música, donde los niños, con el apoyo de las Hermanas y la colaboración de sus familias, crearon sus propios instrumentos con elementos de la zona: semillas, chauchas y otros materiales. Éstos fueron utilizados por los niños en la celebración de la Primera Comunión, generando una experiencia de expresión, alegría y conexión profunda entre ellos.
 El 24 de septiembre peregrinamos como comunidad al Monasterio de las Hermanas Contemplativas del Buen Pastor. Allí celebramos la Eucaristía, presidida por nuestro párroco, el Padre Jorge Vega, con la intención especial de orar por las vocaciones sacerdotales, religiosas y laicales. Fue un momento de profunda comunión, enriquecido por los testimonios vocacionales de religiosas, laicos, matrimonios. La jornada culminó con una merienda compartida que fortaleció aún más nuestros lazos.
El 24 de septiembre peregrinamos como comunidad al Monasterio de las Hermanas Contemplativas del Buen Pastor. Allí celebramos la Eucaristía, presidida por nuestro párroco, el Padre Jorge Vega, con la intención especial de orar por las vocaciones sacerdotales, religiosas y laicales. Fue un momento de profunda comunión, enriquecido por los testimonios vocacionales de religiosas, laicos, matrimonios. La jornada culminó con una merienda compartida que fortaleció aún más nuestros lazos.
El 26 fue un día de fiesta: once niños de nuestra comunidad recibieron por primera vez el Cuerpo de Cristo. En la exhortación final, se invitó a los padres a escuchar, acompañar y proteger a sus hijos, reconociendo en ellos el don precioso de la fe.
Nuestra celebración culminó con una procesión, la Santa Misa y un brindis comunitario, homenajeando a María, quien escucha nuestras súplicas y desata los nudos que nos impiden llegar al Señor. Celebramos el don de la fe que nos sostiene en la esperanza y nos abre a la certeza de una vida nueva.

Este tiempo de novena nos dejó huellas profundas: gestos sencillos que se volvieron sagrados, encuentros que renovaron la fe, y vínculos que fortalecieron nuestra misión.
Confiamos en que lo vivido no termina aquí. La semilla está sembrada, y el deseo de seguir caminando juntos, llevando la Palabra y el consuelo de María a cada rincón, permanece vivo. Que el próximo año nos encuentre nuevamente en salida,con el corazón dispuesto, los pies en movimiento y la certeza de que el Señor sigue obrando maravillas entre su pueblo.
 
															




