Por Hna. Francette Malala Rakotonirina, Madagascar, (Sector de Las Islas)
Pero él les dijo: ‘"Dadles vosotros de comer". Ellos respondieron: "No tenemos más que cinco panes y dos peces. A no ser que vayamos nosotros mismos a comprar comida para toda esta gente". Lc 9:13
Al final de mis prácticas en la Good Shepherd International Foundation (GSIF), esta conversación de Jesús con sus discípulos reavivó mi espíritu. Después de un agotador día de predicación, Jesús se preocupa por el estado físico de la multitud a la que ha alimentado con la Palabra de Dios. La sorpresa de sus discípulos, sorprendidos, es evidente.
El anuncio de la Buena Nueva debe permanecer encarnado. Cuando la situación lo requiere, la predicación debe tener en cuenta el contexto de quienes reciben la Palabra de Dios. Tal comprensión requiere una capacidad profesional de gestión y administración que hoy en día ya no puede permitirse conjeturas en un mundo en el que la competencia marca la diferencia.
En vista de ello, nuestra Congregación me dio la oportunidad de realizar unas prácticas en el GSIF de enero a julio de 2024. Para mí, se ha tratado de desarrollar las competencias profesionales necesarias para que nuestros ministerios tengan acceso a los recursos humanos y financieros necesarios para llevar a cabo nuestra misión en Madagascar.
Durante este viaje, he podido compartir mi fe y apreciar el celo de nuestros partners en la misión, a través de su paciencia y dedicación. A pesar de los retos diarios, cada miembro del personal mostró su generosidad en la forma de compartir sus conocimientos, mientras que las hermanas de la comunidad estuvieron atentas y me acogieron con renovado calor cada día.
Esta experiencia me recordó la importancia de la compasión y el celo por la salvación de las almas. Dándome y escuchando activamente, comprendí que todo acto es una manifestación del amor divino.
Esta experiencia me permitió ver la belleza de trabajar juntos y de cómo nos complementamos como partners en la misión.
Durante esta experiencia, descubrí una nueva cultura y un nuevo ritmo de vida. Aprendí a superar los retos de comunicación y a trabajar con personas de culturas diferentes. Estos retos me ayudaron a crecer interior y espiritualmente.
Esta experiencia única me ha permitido aprender aprender nuevas habilidades y crecer en confianza en mí misma. Trabajando con las hermanas y los partmers en la misión sobre el terreno, aprendí la importancia de la ayuda y el apoyo mutuos, que van más allá de las diferencias culturales.
A mi regreso a Madagascar, me siento motivado para seguir colaborando con el GSIF y participar activamente en el desarrollo de la misión.
Esta experiencia de la misión no sólo ha enriquecido mis capacidades profesionales. También ha alimentado mi dimensión espiritual. Cada encuentro y cada intercambio han sido para mí una fuente de inspiración y aprendizaje . Comprendí que todos estamos conectados y que el amor y la bondad son valores universales.
Continuaré mi misión con gratitud y devoción, sembrando semillas de luz y amor a mi alrededor.
Continuaré mi misión con gratitud a la Congregación y a la GSIF por permitirme vivir esta enriquecedora experiencia. Espero que otros puedan tener la oportunidad de participar en este nuevo programa para la eficacia de nuestra misión compartida..
