Por la Fundación Internacional del Buen Pastor
Cuando las mujeres y las niñas tienen el mismo acceso a oportunidades y recursos, pueden lograr maravillas. Joséphine Bolamba, de la ciudad de Tshala, en la Provincia de Lualaba, lo sabe mejor que nadie. Cursaba tercer año de secundaria cuando las dificultades económicas la obligaron a abandonarla. Para ganarse la vida, comenzó a vender verduras en su barrio y en las minas cercanas, trabajando largas jornadas de 6:00 am a 6:00 pm.
La principal actividad de la Provincia de Lualaba es la minería de cobre y cobalto, minerales preciosos que se suministran al resto del mundo. Sin embargo, la pobreza extrema obliga a muchos niños, niñas y adolescentes a trabajar en las minas o sus alrededores solo para ganarse la vida. A pesar de su arduo trabajo, los ingresos de Josephine no le alcanzaban para volver a la escuela. El exigente trabajo la dejaba agotada y con frecuentes malestares, con dolores de cabeza recurrentes y además, tenía que soportar el el acoso y la crueldad constante de los mineros. Pero aferrándose a su sueño de convertirse en una mujer fuerte e independiente, Joséphine se negó a ceder a la desesperación y perseveró día tras día.
Su camino dio un giro esperanzador cuando conoció al Buen Pastor en Kolwezi durante una sesión de sensibilización en la mina. Durante más de 15 años el Buen Pastor ha apoyado a jóvenes vulnerables que viven en zonas mineras mediante formación profesional. Josephine comprendió de inmediato que esta era la oportunidad que tanto había esperado: dejó su trabajo como vendedora y se inscribió en un programa de costura de seis meses. Al llegar a Kolwezi, la coordinadora y el personal la recibieron cálidamente, quienes la trataron con respeto y amabilidad.

Tras completar con éxito el curso, comenzó a coser desde casa, usando una vieja máquina de coser familiar y otra cedida temporalmente por el Buen Pastor para apoyar su fase inicial. Valiente, apasionada y decidida, también decidió volver a estudiar, asistiendo a clases por las mañanas y cosiendo para clientes por las tardes. A medida que aumentaba la demanda de su trabajo, Joséphine invirtió en su sueño comprando dos máquinas de coser adicionales y cuatro maniquíes para exhibir sus diseños hechos a mano. Para tener más tiempo para centrarse en su educación, invitó a su tía y a su Hermana menor a ayudarla a dirigir el taller.
Con tan solo 20 años, Joséphine es ahora una profesional cualificada y admirada en su Comunidad. Cursa el último año de secundaria, estudia costura y diseño de moda, y se prepara para los exámenes estatales. Sigue trabajando con ahínco, ahorrando con esmero para cubrir sus gastos escolares y comprar materiales de costura esenciales, como tijeras, telas y textiles, para su negocio.
"Ya no tengo que contar cada céntimo y puedo comprarme la ropa que quiero, productos de belleza y zapatos. ¡Incluso puedo apoyar la educación de mis Hermanos menores!"
Josephine también concientiza activamente a las niñas de su comunidad sobre la importancia de la educación y las anima a formarse en el Buen Pastor y a dejar que sus sueños sean el motor de su acción.
“No importa dónde empieces, con trabajo duro, determinación y el apoyo adecuado, puedes cambiar tu historia. He aprendido que la educación y las habilidades abren puertas a la independencia y a las oportunidades. Por eso les digo a todas las niñas de mi Comunidad: crean en ustedes mismas, manténganse enfocadas en sus sueños y nunca permitan que los desafíos les impidan convertirse en la persona que desean ser”.
Este artículo fue publicado originalmente por GSIF aquí: www.gsif.it/storiesofchange/josephine-drc
Obtenga más información sobre la misión del Buen Pastor en la República Democrática del Congo aquí: https://rgs-ecap.org






