La Hermana Emilia Daniel Martins de Mozambique y la Hermana Ana Donana Xavier de Angola, quienes están en Roma para su pasantía con GSIF, asistieron recientemente al Jubileo de la Juventud (28 de julio al 3 de agosto de 2025). Aquí, comparten cómo el Jubileo no fue solo un evento, sino un llamado a vivir con una fe más profunda, apertura y alegría.

Una peregrina de esperanza: Descubriendo a Dios en la alegría de la juventud

(Sr. Emilia Daniel Martins)

Al recordar el Jubileo de la Juventud, mi corazón sigue lleno de alegría y gratitud. Uno de los momentos más inolvidables fue estar entre miles de jóvenes, unidos en oración, canto y celebración. En ese mar de voces, me sentí pequeña, pero profundamente conectada con algo mucho más grande: una Iglesia viva, vibrante y llena de esperanza.

Esta experiencia me abrió los ojos a la profunda espiritualidad de la juventud actual. Fui testigo de su anhelo de autenticidad, alegríay una fe verdaderamente vivida. Sus preguntas, su valentía y su firme esperanza me recordaron que Dios sigue llamando e inspirando , formando jóvenes profetas de amor y verdad incluso en tiempos de incertidumbre.

La experiencia también me ayudó a crecer personalmente. Me di cuenta de que mis preguntas y sueños importan y vale la pena compartirlos. A pesar de nuestras muchas diferencias de idioma y cultura, nos unía un mismo anhelo: encontrar a Cristo y para traer su amor al mundo.

Este no fue solo un evento de una semana. Fue un llamado a vivir de manera diferente. Salí con un deseo renovado de llevar más alegría a la vida cotidiana, de estar más atento a los demás y de ayudar a crear espacios donde los jóvenes se sientan vistos, valorados y amados.

Hubo, por supuesto, desafíos: momentos de cansancio, incomprensión e incluso agobio. Pero esos momentos se convirtieron en oportunidades para crecer en paciencia, humildad, y confianza en el tiempo de Dios. Estas lecciones permanecerán conmigo, especialmente en mi futuro ministerio con los jóvenes.

No estuve en el Jubileo simplemente como participante, sino como peregrina de esperanza. Fue un tiempo de gracia y renovación, recordar de que Dios camina con nosotras/os y de que el futuro de la Iglesia brilla con fuerza en el corazón de sus jóvenes. Regreso de este viaje sintiéndome llamada a seguir caminando con alegría, valentía y fe.

Una Vocación Compartida: Testimonio de la Iglesia Viva en la Juventud

(Sr. Ana Donana Xavier)

Participar en el Jubileo de la Juventud fue una experiencia profundamente conmovedora y llena de gracia para mí. Como joven consagrada, me conmovió profundamente la energía y la fe de los numerosos jóvenes que conocí de todo el mundo. Su alegre presencia reflejaba verdaderamente el rostro vivo de la Iglesia.

Uno de los momentos más significativos fue durante el encuentro sobre la vida consagrada. Compartir mi historia vocacional con los jóvenes me recordó cuánto anhelan testimonios de fe sinceros y personales. Su apertura, sus preguntas e incluso su petición de tomarse una foto conmigo me hicieron comprender cuánto valoran la presencia de personas consagradas entre ellos.

Estar rodeado de 123,000 jóvenes de España, que se unieron a los miles de jóvenes de diferentes países del mundo para la celebración del Jubileo, reavivó en mí una fuerte esperanza en el futuro de la Iglesia. El Jubileo fue más que una celebración:: fue un momento de renovación personal, donde recordé que mi vocación cobra su máximo significado cuando se comparte con los demás.

La experiencia reafirmó la belleza y la relevancia de la vida consagrada y profundizó mi deseo de seguir caminando con los jóvenes, dando testimonio del amor de Dios con alegría, valentía y fe.