Alimentar la renovación: La perspectiva de la Vida Contemplativa del Buen Pastor

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Por la hermana Jaqueline Mendes, Región Europa Sur

La reflexión de la hermana Carmen Toledano sobre La Expresión de la Vida Contemplativa Hoy fue muy perspicaz. Destacó varios elementos esenciales que alimentan la vida contemplativa y señaló la posibilidad de una renovación espiritual. “Sin una relación con Dios, no existe Renovación,'' afirma la hermana Carmen.

Me gustaría destacar algunos de estos elementos: la liturgia, el silencio y la vida fraterna, que son esenciales y de gran relevancia para nuestra vida cotidiana en la búsqueda de lo divino a través de una vida de fe y sencillez.

La Liturgia es un elemento fundamental en la búsqueda de la primacía de Dios. Nos mantiene conectadas con Dios y así generamos más energía positiva en nosotras mismas y en nuestras relaciones. Nos guía por caminos de renovación, haciéndonos más humanas y misericordiosas, verdaderas líderes espirituales capaces de escuchar con el corazón y los oídos de Dios.

El silencio es fructuoso para nosotras. “En el silencio nacen los grandes pensamientos y se realizan las grandes obras(cf. S.M.E. 24). Vivimos en medio de mucho ruido y prisas, que hacen que las personas se alejen de Dios y entren en conflicto consigo mismas, con los demás y con Dios, debido a la inmediatez que debilita la vida humana.

La vida fraterna es un elemento que nos ayuda a ser más humanas, más cercanas las unas a las otras, incluso en medio de las diferencias y la diversidad. Cada una busca dar lo mejor de sí misma, compartiendo dones y habilidades por el bien de la misión.

La vida contemplativa es una búsqueda constante de la primacía de Dios. Nos transforma en mujeres místicas, líderes espirituales capaces de sanar corazones heridos. Todas llevamos dentro nuestra humanidad que necesita a Dios. La hermana Carmen habló del misticismo contemplativo y orante, que tiene un efecto sanador, especialmente en las relaciones y los conflictos. Esta característica muestra que somos peregrinas, buscadoras de lo Divino.

Hoy más que nunca, la vida contemplativa es un signo de Diosque escucha y acoge a todas las personas que necesitan su amor misericordioso y salvador. Hay una creciente búsqueda de escucha, incluso en medio de tanto ruido y agitación; la gente acude a nosotras en busca de alivio, de una conexión con lo sagrado o, a veces, simplemente para pedir oraciones.

Todo en la vida contemplativa tiene su valor, da sentido y sabor a todo lo que hacemos. Estamos llamadas a esta vida en comunión con lo Divino, plenamente conscientes de nuestra humanidad, porque cada día experimentamos el amor misericordioso de un Dios que nos acoge y nos perdona. Somos peregrinas de una esperanza que no defrauda.

Por lo tanto, la vida contemplativa, con todos sus elementos esenciales, experimenta una renovación espiritual, con la certeza de que siempre será el signo de un Dios misericordioso que escucha y acoge a todos/as, restaurando la vida y la esperanza.

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