El misterio del encuentro: Una llamada a la sinodalidad contemplativa en Asia-Pacífico

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Por Sor Rona de Leon, Hermana Contemplativa, Provincia de Filipinas y Japón

 

Las hermanas líderes, hermanas apostólicas y contemplativas de toda la región de Asia Pacífico llevaron a cabo un encuentro de 8 días de sesiones entre el 6 y el 14 de octubre en Banawa, Cebu City, Filipinas.

Particularmente apreciamos la presencia y participación de nuestra Líder Congregacional, Hna. Joan Marie Lopez; tres consejeras apostólicas, Hnas: Yolanda Sánchez, Josita Corera y Marie François Mestry, así como tres consejeras contemplativas, Hnas. Cristina Sanchez; Sadhani Walmillage y Edith Olaguer.

Nos sentimos conectadas y enriquecidas al mantener largas conversaciones escuchándonos unas a otras con la profundidad del corazón. Compartimos también la alegría de participar en las noches sociales sacando a relucir la creatividad de cada una, tan necesaria en nuestra vida contemplativa.

En este encuentro experimentamos el misterio del encuentro con Dios que nos susurra al corazón y en las diferentes formas de oración que practicamos entre nosotras y con el resto de la creación.

Juntas hacemos nuestra propia historia como Asia Pacífico para mantenernos conectadas a través de cualquier forma de comunicación, orando unas por otras, por la congregación y por todo el Universo.

Reconocemos que nuestra 'clausura es nuestro lugar en Dios al que pertenecemos. Nuestro hogar está en Dios cuando permanecemos en el amor según el Gran Corazón de Dios'Un Dios que nos amó primero de manera incondicional. Como amadas de Dios, buscamos su presencia en lo ordinario de nuestras vidas y la presencia de Dios se manifiesta en nosotras y entre nosotras a través de nuestras relaciones generadoras de vida, el amor y el cuidado mutuo que alivian el dolor de nuestro mundo sufriente. Porque lo que somos y lo que llegamos a ser irradia a todo el cosmos.

Nuestra vida de oración da fruto cuando somos conscientes de nuestra realidad interior, nos acercamos a los demás de manera contemplativa y les ayudamos a descubrir al Dios que habita en ellos. Porque nuestra vida no es para nosotras mismas, sino para los demás.

Hermana Edith Olaguer nos habló de cómo “la perla no es la concha; pero la concha cocrea la perla” – y así en nuestra vida contemplativa, la importancia de nuestra estructura interna- la primacía de Dios y la aceptación de la vulnerabilidad; y las estructuras externas que sostienen nuestra búsqueda de Dios en las realidades ordinarias dentro, entre y alrededor de nosotras.

Como Santa María Eufrasia dice, “La reconciliación debe comenzar desde dentro””, nosotras podemos reconciliarnos con los demás cuando reconocemos primeramente que necesitamos perdonar y ser perdonadasAl igual que las abejas son incapaces de sobrevivir sin unidad, nosotros no podemos ser felices viviendo juntas sin apoyarnos mutuamente.

La sinodalidad nos llama a la comunión, la participación y la misión; tenemos el reto de vivir nuestra misión de reconciliación en nuestra comunidad y dondequiera que seamos enviados. Como dijo Santa María Magdalena, "El mundo sólo cambiará en la medida en que cambiemos nosotras. Depende de nosotras!".

Que podamos ver con los mismos ojos de Dios que ven a los demás como son y no los veamos con nuestra propia mirada.

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