Durante estas seis semanas previas al cumpleaños de Aguchita, compartiremos reflexiones sobre cómo su vida y sus apostolados se hicieron eco de cada una de las seis áreas de intervención para la Congregación - mucho antes de que fueran definidas en nuestros Documentos de Posición.
En esta, nuestra segunda reflexión, leemos acerca del enfoque de Aguchita sobre la violencia de género y las mujeres en situación de prostitución. Aguchita no aceptaba la prostitución como una profesión y la veía como algo que desafiaba la armonía del desarrollo humano y el tejido de la sociedad.
En el siguiente extracto, adaptado del libro Aguchita: Misericordia y Justiciavemos lo elocuente que era sobre sus sentimientos hacia la prostitución y cómo educó activamente a las hermanas de su comunidad sobre la naturaleza explotadora y abusiva de la prostitución.
Aguchita comentaba sobre las “almas que se estaban perdiendo”, “los jóvenes que se iban al abismo” y sobre “algunas chicas que se entregaban a la prostitución y al alcoholismo”. En las conversaciones con sus hermanas, no dejaba de comentar sobre casos de mujeres maltratadas utilizadas como objeto y que no eran tratadas como personas. Se preguntaba: “¿Por qué esas mujeres tienen que sufrir?, ¿acaso ellas también no son imagen de Dios?”.
La posición de la Congregación nos llama a articular que la prostitución es una forma de violencia de género y a expresar solidaridad con todos aquellos que son vulnerables a todas las formas de violencia de género.
Hoy (17 de mayo) - en el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia - les invitamos a expresar su solidaridad con todos aquellos que son víctimas de la violencia de género porque desafían los roles y estereotipos de género tradicionales, en particular las personas LGBTIQA+.
Como Congregación, nos mantenemos firmes en nuestro compromiso de proporcionar espacios y servicios inclusivos y culturalmente seguros para todos, incluidas las personas LGBTIQA+. Hoy, defendamos la justicia y la protección para todos, junto a Aguchita nos preguntamos por qué tienen que sufrir, «¿acaso no han sido creados también a imagen de Dios?».