Editado de un artículo de Marina Chaaya, Responsable de Comunicación, Líbano (Provincia del Líbano – Siria)
El 4 de agosto de 2025, la Hermana Micheline Latouf se unió a miles de personas en una misa conmemorativa para conmemorar los cinco años de la devastadora explosión en el puerto de Beirut. Su presencia no solo honró la memoria de los afectados, sino que también expresó su solidaridad con las familias de las víctimas y sirvió como recordatorio del compromiso inquebrantable de la Congregación con el pueblo libanés en sus momentos más difíciles.
Cuando la explosión devastó Beirut el 4 de agosto de 2020, cobrándose más de 220 vidas y desplazando a 300.000 personas, nuestras hermanas y colaboradores en la misión se movilizaron de inmediato. En esos primeros días caóticos, proporcionaron refugio a los desplazados, paquetes de alimentos a quienes padecían hambre, kits de higiene para una dignidad básica y asistencia médica a los heridos.
Recuperación a Largo Plazo: Construyendo Caminos hacia la Independencia
Con el paso de los meses, las Hermanas transformaron su misión, pasando de la respuesta de emergencia a la recuperación sostenible. Ayudaron a familias a reconstruir no solo sus hogares, sino también sus medios de vida. Al conectar a las personas con recursos y servicios vitales, empoderaron a las personas para que dieran pasos hacia la estabilidad y la autosuficiencia.
Sin embargo, las necesidades siguen siendo apremiantes: más del 55 % de la población del Líbano sigue viviendo por debajo del umbral de la pobreza, y la inflación económica ha alcanzado uno de los niveles más altos del mundo, con un 270 %.
En este contexto, las Hermanas continúan su labor a través de numerosos servicios vitales, Entre ellos se incluyen programas educativos que apoyan alrededor de 400 estudiantes en la Escuela del Buen Pastor; centros sociales de empoderamiento más de 600 mujeres y niños vulnerables, servicios de acogida para quienes huyen de la violencia y los abusos, y asistencia sanitaria gratuita para 7.000 cada año - lo que equivale a 21.000 consultas anuales -en el Centro de Salud Comunitario St. Antoine (un marcado aumento respecto a las tan solo 100 al mes que recibían antes de la explosión).
Dado que muchos sobrevivientes aún cargan con profundas heridas emocionales desde aquel trágico día de agosto, las hermanas han ampliado su atención a la curación psicológica y espiritual. La hermana Antoinette Assaf, que dirige el la Oficina de Desarrollo de la Misión Buen Pastor, explica que su enfoque es ser ''Las personas a las que servimos sufren una pobreza aplastante y enormes traumas. Sin embargo, su fe y su resistencia me hacen sentir humilde. Como Hermanas del Buen Pastor, les ofrecemos una variedad de cuidados y servicios, pero lo que importa es la presencia y la escucha que producen un cambio real en sus vidas".
Defensa y esperanza inquebrantables
Seguimos esperando que la verdad y la justicia prevalezcan, y que el anhelo de rendición de cuentas finalmente se cumpla. La ausencia de respuestas aún pesa mucho en el país; sin embargo, los acontecimientos recientes han traído un poco de esperanza: el Papa León XIV ha enviado un mensaje personal de cercanía a través del Cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin; las investigaciones se han reanudado con testimonios de testigos, y el silo de grano destruido ha sido declarado monumento histórico nacional.
Nuestra trayectoria como Hermanas y compañeras en la misión es un poderoso testimonio de fe en acción y amor en el servicio. A través de una dedicación inquebrantable a nuestra misión del Buen Pastor, demostramos cómo, incluso en los momentos más oscuros de la humanidad, la compasión puede iluminar el camino a seguir.
Aprenda más sobre la labor de las Hermanas del Buen Pastor en Líbano y Siria aquí.