Por la Hna. Marlene Acosta, Animadora Provincial de Perú
Cincuenta y tres hermanas contemplativas y apostólicas de todo el Perú se reunieron en Lima durante dos semanas, a partir del 12 de enero de 2025, para el retiro anual y la asamblea provincial.
Con el lema “mujeres de esperanza”, la primera semana se dedicó a un retiro de reflexión. Acompañadas por el Padre Eudista Camilo Bernal, fueron días en los que se sintió con fuerza la presencia del amor de Dios en nuestras vidas.
Inspiradas por las mujeres de nuestra historia y en el marco del Año Jubilar, iniciamos un camino esperanzador, un tiempo de gracia y transformación que nos invitó a elevar la mirada, llenarnos de confianza y abrirnos a lo nueva que está por nacer.
Durante la segunda semana, a partir del 20 de enero, celebramos nuestra asamblea provincial, generando espacios para seguir proyectando nuestro caminar como provincia.
Los temas tratados incluyeron la realidad actual en el Perú y América Latina, el autocuidado y el mantenimiento de una buena salud mental en la vida consagrada, el Congregational Llamado a la Acción para una Nueva Estructura de Gobierno (con la participación vía Zoom de las líderes provinciales de Argentina/Uruguay, Brasil/Paraguay y Bolivia/Chile), el caminar de la provincia durante los últimos dos años, la vida de nuestras hermanas contemplativas y la integración de la protección en todos los aspectos de la vida, misión y ministerios de la Congregación.
Nuestro servicio de partners en la misión son una parte integral de nuestro camino y estuvieron presentes en muchas conversaciones, incluidas aquellas sobre asociaciones, finanzas y patrimonio, ministerios y el trabajo de la MDO (con mención especial a la Directora de Proyectos Linda Quispe GSIF Latinoamérica Gerente Regional Heidy Hochstatter, Sully Santos de la CRS iniciativa Changing the Way We Care (CTWWC), y el Comunicador de Enlace de Unidad Alejandro Alfaro).
Estos días de convivencia y compartir como provincia nos han permitido escuchar la voz de Dios y aceptar con gratitud el desafío de seguir tejiendo la historia de nuestra vida a través del amor del Buen Pastor.