Por la Good Shepherd International Foundation
Wendy Amador Lagos, de 39 años, proviene de la Aldea de Germania, Tegucigalpa, Honduras. Viviendo con su madre y su hermana, siempre ha tenido que asumir enormes responsabilidades, apoyando a su anciana madre y ayudando a criar a su sobrino. Compaginar las tareas del hogar con la necesidad de ganarse la vida a menudo la dejaba abrumada y agotada.
Pero su vida dio un giro inesperado el día que escuchó sobre el proyecto de inclusión financiera del Buen Pastor. La Hermana Nidia les presentó a ella y a su hermana un proyecto ''Mujer, Levántate y Anda'' (Mujer, levántate y anda): a proyecto de microcrédito y empoderamiento que ofrece préstamos sin intereses, apoyo para el ahorro y capacitación empresarial. Wendy fue una de las primeras doce mujeres en unirse a las actividades.
Antes de unirse al proyecto, Wendy y su Hermana ya vendían pasteles y dulces, pero contaban con poco capital para expandirse. Los préstamos bancarios eran difíciles de conseguir, a menudo demasiado caros y más riesgosos debido a las altas tasas de interés. Con esta nueva oportunidad, Wendy recibió su primer préstamo de 5,000 lempiras, sin intereses y pagadero en diferentes plazos. Lo utilizó no solo para invertir en suministros, sino también para construir un negocio más sostenible y exitoso.
Con el tiempo, Wendy hizo crecer su pequeña pastelería. Aprendió nuevas técnicas y recetas, e invirtió en equipos como un horno y una batidora. Incluso cuando se le rompían las herramientas por el desgaste, tenía ahorros —algo que nunca creyó posible— para reemplazarlas.
A medida que su negocio crecía, también lo hacía su visibilidad. Wendy empezó a vender galletas decoradas, especialmente durante las fiestas y eventos escolares. Su hermana la ayudó a vender productos en la calle durante la pandemia, y su éxito fue tal que llegaron a nuevos clientes por toda la ciudad.
Por el WhatsApp y las redes sociales generaron pedidos para ocasiones especiales: cumpleaños, baby showers, celebraciones como Navidad, el Día de la Madre o San Valentín.
Con sus ganancias y ahorros, Wendy también hizo su hogar más cómodo: instaló una fosa séptica, mejoró el techo de su casa y construyó un baño más accesible para su madre. ''Ahora,'' dice, ''Si mi madre se enferma, podemos permitirnos llevarla al médico."
A través de talleres como el del GAM (Grupo de Autoayuda de Mujeres), Wendy aprendió el valor de la autoexpresión y la resilienciaSuperó la timidez, aprendió a tener confianza al hablar con los clientes e incluso enseñó a sus sobrinos a ahorrar dinero con solo una alcancía y unas pocas lempiras al día.
¿Su sueño ahora? Abrir una tienda en un lugar visible donde su negocio pueda atraer nuevos clientes: no escondida, sino donde todos puedan verla.
Publicado originalmente en inglés aquí: www.gsif.it/storiesofchange/wendy-honduras
Foto cortesía de Good Shepherd International Foundation