Encontrar un propósito y un sentido en Oriente Próximo

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Por la Oficina de Desarrollo de la Misión, Provincia de Líbano y Siria

 

Queridos/as Partners:

Desde octubre de 2023, parte de la atención mundial se ha centrado en Oriente Medio a raíz de de la aparición del conflicto armado entre Hamás e Israel, conflicto que se ha extendido al sur del Líbano. La población libanesa ha intentado vivir contra viento y marea, con esperanza y resistencia, en un clima político y de seguridad perjudicial.

Aunque el país ha experimentado periodos de relativa calma, siguen produciéndose incidentes esporádicos de violencia. Las Fuerzas Armadas Libanesas (LAF) se esfuerzan por mantener el orden, pero los retos son inmensos debido a los combates diarios entre Hezbollah y el ejército israelí en el sur.

Estas hostilidades han dado un nuevo impulso a la crisis multidimensional que vive Líbano desde hace más de 4 años, con la aparición de una nueva población vulnerable que son los desplazados del Sur (más de 95.000 personas, según la OIM), los daños a las infraestructuras e instalaciones públicas, la desaceleración del turismo que es un sector económico clave para el país, y la emigración de muchos libaneses son algunos de los retos a los que se enfrenta Líbano.

Así, nuestro país, apodado antaño el «París de Oriente Medio,» se ve cada vez más inmerso en una crisis sin precedentes, cuyo desenlace, a estas alturas, sigue siendo incierto.

Lo cierto es que esta situación deteriora aún más la economía, la seguridad y el clima social, reforzando la vulnerabilidad de las poblaciones, en particular de las más desfavorecidas.

En el plano económico, tras sufrir sucesivamente el hundimiento de la libra libanesa frente al dólar, una crisis bancaria que privó a los libaneses de su dinero y una hiperinflación, la situación económica sigue luchando por recuperarse.

Hoy, la inflación se ha estabilizado en el 70%, y el valor de la libra libanesa frente al dólar también se ha estabilizado. Sin embargo, estos indicadores siguen siendo demasiado negativos, y vemos que una gran parte de la población sigue viviendo por debajo del umbral de pobreza. El Banco Mundial calcula que la tasa de pobreza absoluta (<1,90 $ al día) alcanza al 50% de toda la población.

Muchas familias libanesas consiguen vivir por encima del umbral de pobreza gracias a la ayuda financiera de la diáspora, sobre todo de familiares que les envían dinero regularmente. Son, además, estos envíos al extranjero los que, con la economía sumergida, sostienen la economía general del país porque las finanzas públicas están debilitadas.

En consecuencia, el Estado no puede garantizar salarios decentes a sus empleados y lo mismo ocurre con el sector privado, muy afectado por la crisis. El resultado es una elevada tasa de desempleo (30%) y empleos cada vez más precarios que empujan a la mano de obra y a la mano de obra cualificada a abandonar el país.

Esta crisis económica tiene un efecto devastador en la vida social. Con la explosión de la pobreza, la clase media se ha reducido considerablemente. La educación, la sanidad y otros servicios esenciales son cada vez más inaccesibles. Las familias luchan por llevar comida a la mesa y cubrir las necesidades básicas. La otrora vibrante escena social se ha vuelto sombría, ya que la gente prioriza la supervivencia sobre el ocio.

El sentimiento predominante entre la población libanesa es una compleja mezcla de miedo y esperanza. El miedo a lo desconocido, al colapso económico y a la seguridad personal es palpable. La lucha diaria por sobrevivir ha afectado a la salud mental y al bienestar de muchas personas.

En una situación así, las ONG internacionales y nacionales, así como otras organizaciones de la sociedad civil, son las que llevan las riendas de la acción social frente a un estado fallido. Estamos redoblando nuestros esfuerzos para apoyar a las poblaciones más afectadas, respondiendo a sus necesidades inmediatas y alimentando su resiliencia.

Historia de Mariette (68 años)

«Vine a este centro después de que nos dijeran que podemos beneficiarnos de los [centros de atención primaria] que tenemos cerca. Vine aquí con mi marido para hacer un seguimiento de la diabetes, las cardiopatías y la hipertensión con el médico y conseguir nuestros medicamentos. Nos dieron una cálida bienvenida, y podemos acceder a diferentes servicios médicos a la vez que recibimos suministros básicos como alimentos.

Al principio del último conflicto en el sur del Líbano, pensamos que sería como de costumbre, [que duraría] unos días, quizá semanas, y luego cesaría. Pero cuando se intensificaron los ataques aéreos, tuvimos que abandonar nuestra casa y nuestra granja y trasladarnos inmediatamente a casa de mis parientes en Beirut. Soy profesor jubilado y dependo de nuestra tierra como fuente de ingresos. Ahora todo ha desaparecido. Las bombas fosfóricas lo redujeron todo a cenizas».

Lo que vivimos

Mientras la guerra hacía estragos, los habitantes del sur del país y del valle de la Bekaa se enfrentaron a innumerables retos. Fueron testigos directos de los horrores del conflicto , de la pérdida de vidas, de la destrucción de hogares. Pero también fueron testigos de la resistencia del espíritu humano y del valor inquebrantable de quienes se negaron a ser vencidos.

El viaje de Mariette y de muchos otros fue un testimonio del poder de la compasión y en el inquebrantable fe en la humanidad. Frente a dificultades inimaginables, siguen encontrando propósito y sentido a sus vidas.

Hay una profunda esperanza en un futuro mejor y un deseo de reconstruir su país y otros países de Oriente Próximo porque, en algunos corazones, sigue existiendo la determinación de superar la adversidad. Es también esta resiliencia la que nos impulsa a diario en nuestras misiones. Esta esperanza y resiliencia se alimentan de una una fe inquebrantable en Jesús el Buen Pastor , que sigue estando presente en nuestra vida cotidiana. Seguimos creyendo en la paz. A través de una relación íntima con él y de su encuentro con los más desfavorecidos (personas vulnerables, familias afectadas por la Pobreza y la Violencia), nuestra fe se reavivay nuestra esperanza en un futuro diferente se consolida.

"Mantener el amor y seguir la luz del Evangelio aportan destellos de esperanza en la oscuridad de nuestro tiempo» Papa Francisco

No podemos terminar sin expresar nuestra profunda gratitud a ustedes, queridos/as partners, que siguen apoyándonos. Son como un salvavidas que nos permite levantar cabeza y seguir nadando en este mar de incertidumbre y crisis con la esperanza de llegar a la orilla lo antes posible.

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