Una bienvenida a casa en Filipinas que hizo nuevas todas las cosas

Una bienvenida a casa en Filipinas que hizo nuevas todas las cosas

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Una bienvenida a casa en Filipinas que hizo nuevas todas las cosas

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Por Cherilyn Gaviola, colaboradora en misión, Filipinas (Provincia de Filipinas y Japón)

Estaba perdida, preocupada y sufriendo. Me arrebataron la dignidad y lo perdí todo. Pero luego, hubo seres humanos amables que me devolvieron la vida y me sostuvieron hasta que encontré a Dios una vez más en mi nueva forma de vida.

Crecí como la niña de los ojos de mi familia. Yo era la mayor y la única niña. Recuerdo cómo mi papá me adoraba: le encantaba escuchar mi hermosa voz. Recuerdo haber crecido con todo el amor y cuidado que podía desear de mi familia.

Más tarde, cuando tenía 15 años, perdí a la persona más preciada de mi vida, mi padre murió. Me escapé en secreto y esto me llevó a mis días más oscuros. Conocí a un grupo de amigos y experimenté la felicidad fugaz que surge al beber alcohol y consumir drogas. Sentí que no podía escapar de esta realidad. Las cosas empeoraron cuando mis amigos me influenciaron para que me dedicara a la prostitución. Estaba sola y necesitaba dinero para sobrevivir. Sintiendo que estábamos todos en la misma situación, me fui con ellos y me perdíPerdí el “yo” que solía ser tan feliz, jovial y activa.

Decidí ir con una amiga a la Casa de Bienvenida de las Hermanas del Buen Pastor en Villa María. Siempre había oído hablar de este lugar a los trabajadores sociales que solían visitarnos todas las noches.

Al principio sentí dudas, pero eso no me impidió dar el primer y más valiente paso para cambiar mi vida. Fue difícil dejar la vida a la que me había acostumbrado, pero con el tiempo comencé a notar pequeños cambios. Me ofrecieron educación y atención psicológicay muchas actividades que me ayudaron a reconstruir mi vida y prepararme para el futuro.

Después de toda esta curación, puedo ver que muchas cosas han cambiado: desde la forma en que veo la vida, la forma en que percibo a los demás y la forma en que asumo la responsabilidad de las cosas. Me siento orgullosa de poder decir que he logrado todo lo que esperaba poder lograr. Con la ayuda de Dios he hecho todas las cosas que me hicieron una mujer nuevo.

Ahora tengo una familia propia y trabajo en una gran empresa reconocida donde me he destacado en mi trabajo.

Cherilyn con un co-voluntario ofreciendo la prueba del VIH en la calle

También estoy feliz y orgullosa de ser voluntaria en la Casa de Bienvenida como trabajadora social y soy una de las dirigentes de una asociación llamada Servicios Unidos para Mujeres Defensoras del Buen Pastor (USWAGS). Parte de nuestra misión es ir por las calles de la ciudad de Cebú a las víctimas de trata, violencia de género, y mujeres en situaciones de prostitución, apoyándolas para que recuperen su dignidad y encuentren el camino de regreso a Dios.

Después de todo lo que he pasado, hoy he llegado a un lugar en el que me veo empoderada. Me encontré a "yo" y ahora deseo vivir la vida que siempre quise, ayudando a los demás y amando a Dios a través de los demás.

“Deseo ver al “yo” viviendo la vida que quería, viviendo la vida ayudando a los demás y amando a Dios a través de los demás”.

 

Read ‘Breaking the cycle: Cebuana transforms pain Into powerful advocacy’ by Marifel Faith G. Hammond published on March 19, 2025, by the Philippine Information Agency (Access the article aquí).

 

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