Fue un hermoso y soleado día de invierno el 24 de febrero, cuando la Hna. Martha Park, Ecónoma de la Congregación, celebró sus Bodas de Plata en la casa General en Roma. La renovación de los votos religiosos de la Hna. Martha, en presencia de la Hna. Joan Marie López, Animadora Congregacional y su Equipo, junto con otras Hermanas y partners en la misión, hizo que la ocasión fuera aún más significativa. El P. Jesus Rodríguez, SJ, fue el celebrante.
Su respuesta a la llamada en la vida religiosa, para marcar la diferencia en el mundo, ha estado marcada por innumerables actos de amor, compasión, celo y oración. Se ha enfrentado a retos en su camino, pero los considera momentos de bendición y oportunidades de crecimiento. Las siguientes palabras de la Hna. Martha reflejan su sencillez, su entrega total y su profundo amor a Dios.
"Estoy muy agradecida con Jesús, el Buen Pastor, por plantar la semilla de mi vocación y por estar conmigo todos estos años. También estoy agradecida con las hermanas que rieron, lloraron (a veces), bailaron conmigo y rezaron conmigo y por mí. Gracias a ustedes sigo siendo religiosa. Cuando miro hacia atrás en mi vida religiosa, que no es larga, puedo decir que he estado alegre, gozosa y feliz.
Hace veintinueve años, me alegré mucho de conocer a las Hermanas del Buen Pastor en Corea y me sentí muy agradecida cuando me invitaron a seguir a Jesús junto a ellas. Cuatro años más tarde, hice mi primera profesión y me convertí en miembro de una comunidad. Desde entonces, la comunidad y la vida comunitaria han sido mi mayor fortaleza. Por supuesto, la vida en comunidad no siempre ha sido feliz, pero los retos que han venido con la vida en comunidad han sido momentos de crecimiento para nosotros.
Ha habido muchos desafíos en el camino, y por supuesto, los sigue habiendo, pero la razón por la que pude superarlos sin rendirme fue porque tenía a Jesús siempre a mi lado. También, pude tomar las manos de las hermanas que estaban conmigo, caminando conmigo. Quiero vivir siempre mi vida con las hermanas en comunidad, profesando cada día mi amor al Señor con todo mi corazón, para que cuando Él me pregunte: ‘¿Me amas de verdad?’, mi respuesta sea siempre: ‘Sí, Señor, te amo de verdad’."
