Juazeiro de Bahía es una ciudad del distrito rural de Massaroca, en Brasil. Esta región tiene un clima semiárido, y uno de los mayores retos a los que se enfrenta la gente que vive aquí es preservar y recuperar la "Caatinga”, (un matorral tropical semiárido o bosque espinoso) mediante la captación del agua de lluvia, como también la lucha y defensa de la tierra, sus costumbres tradicionales que son la base para la convivencia con el clima semiárido.

La mayoría de las familias crían cabras, ovejas y gallinas, o cultivan hortalizas para sí mismas y para vender; otras sobreviven con el trabajo informal que encuentran.

Con el apoyo de la Fundación Internacional del Buen Pastor América Latina, ofrecemos apoyo directo a un grupo de 18 mujeres de comunidades rurales para desarrollar nuevas habilidades, aumentar la producción de alimentos, generar ingresos, fortalecer las organizaciones comunitarias y mejorar la calidad de vida para ellas y sus familias..

Nuestro proyecto incluye talleres de capacitación en los derechos humanos, autoestima, liderazgo, cuidado del medio ambiente y desarrollo de habilidades laborales, así como en la comercialización de sus productos.

Las mujeres que participan en el proyecto jefas de familia, otras desarrollan el rol de liderazgo en sus comunidades, articulan y organizan el funcionamiento de las asociaciones comunitarias y de la cooperativa. Estas mujeres son clave para la economía local y en su lucha, asumen papeles estratégicos para sostener la vida rural.

Durante el desarrollo de esta misión, es notable la importancia de los procesos de empoderamiento de las mujeres, no solo desde la parte económica y de emprendimientos, sino también desde el desarrollo personal, familiar y comunitario.

Una de las mujeres participantes, Ana Lucía, habló de cómo "Antes la Iglesia era sólo el sacerdote, ahora con las Hermanas es más de lo que la gente pensaba, es una Iglesia que camina junto a las mujeres y las apoya para que salgan adelante."

Nuestro objetivo es ayudar a estas mujeres a lograr más autonomía para que puedan evitar escapar de diversos tipos de violencia y de tener que abandonar su lugar de origen en busca de trabajo, donde podrían caer en una situación de trata , previniendo situaciones de riesgo.

Trabajamos estrechamente con las mujeres desde un enfoque de derechos y con proyectos que adoptan claramente una visión de ecología integral. En el vídeo, las mujeres participantes oran cantando sobre las materias primas que se utilizarán para construir un sistema de filtrado de agua.

Las mujeres que participan en el proyecto hablan de cómo ahora se sienten capacitadas para tomar decisiones y mejorar su vida personal, familiar y comunitaria.

Algunas mujeres han desarrollado pequeños negocios, como la cría de gallinas para la producción de huevos, el cultivo de huertos de hortalizas para su consumo y para la venta, y la cría de ovejas y cabras a pequeña escala.

En su lucha por sobrevivir, estas mujeres dan enorme importancia a las prácticas de gestión ambiental sostenible, basadas en principios agroecológicos, generación de ingresos, inclusión productiva, fortalecimiento de las organizaciones locales, del liderazgo y empoderamiento de las mujeres.

La forma en que estas mujeres siguen respondiendo a la difícil situación anima a otras mujeres y refuerza el potencial de las agricultoras.

Juntas, hemos sido capaces de poner de relieve el papel protagonista que las mujeres pueden desempeñar en esta región y seguimos comprometidas en nuestra lucha por garantizar la supervivencia de las familias y las comunidades de esta tierra.