Queridos Partners,
"El infierno se está desatando en Líbano”, advirtió el Secretario General de la ONU, António Guterres, señalando que los intercambios de disparos a lo largo de la línea de separación patrullada por la ONU “se han ampliado en alcance, profundidad e intensidad.”."
Desde el lunes 23 de septiembre de 2024, Israel ha lanzado un intenso aluvión de ataques aéreos en amplias zonas de Líbano, en lo que ha sido el día más mortífero para el país desde la guerra librada en 2006 entre Israel y Hezbolá.
El terror y la desesperación se apoderaron de los residentes libaneses cuando las bombas israelíes mataron a más de 1.247 personas en los últimos tres días (del 23 al 25 de septiembre), entre ellas mujeres y niños, e hirieron a más de 5.278, según las autoridades, mientras los residentes huían de sus hogares, desesperados por ponerse a salvo. Hasta la fecha, el número de desplazados ha alcanzado los 500.000.
"“Fue horroroso; los misiles volaban sobre nuestras cabezas. Nos despertamos con el ruido de los bombardeos. No nos lo esperábamos”, dijo una mujer.
Todos estos actos de violencia, que se suman a años de agitación económica, han sometido al sistema hospitalario libanés a una presión sin precedentes. Además de las lesiones físicas provocadas por la violencia, existe también un creciente problema de salud mental al que el sector privado tiene que hacer frente.
Además, las crisis del Líbano han tenido un impacto devastador en la salud mental y la capacidad de aprendizaje de los niños. La exposición constante a la violencia, los conflictos y las dificultades económicas ha provocado malestar psicológico, falta de concentración, dificultad para establecer vínculos afectivos, problemas de conducta y trastornos educativos.
En los últimos tres días, la situación de los niños se ha deteriorado considerablemente debido a los traumas adicionales causados por la guerra.
El pasado lunes, el gobierno libanés ordenó que numerosas escuelas de todo el país acogieran a los desplazados por las intensas incursiones israelíes. El martes por la mañana, la mayoría de las escuelas estaban llenas y muchas personas seguían buscando refugio.
El Estado ha podido hacer poco para abordar la crisis de los refugiados, dejando a los municipios y a los grupos de coordinación de base la tarea de lidiar con los retos.
Las Hermanas del Buen Pastor y sus equipos forman parte de algunos esfuerzos de base. No podemos sino sentirnos profundamente conmovidas por las catástrofes que tienen lugar a nuestro alrededor.
El Papa declaró en abril de 2024: “Por favor. Países en guerra, todos ellos, detengan la guerra. Busquen negociar. Busquen la paz". Estamos invitados a desempeñar un papel vital en la promoción de la paz y la reconciliación, como hicieron en su tiempo San Juan Eudes y Santa María Eufrasia.
Llevamos en el corazón el peso de nuestro deseo de paz. Movidos por la compasión, estamos decididos a actuar y apoyar a nuestros hermanos y hermanas en momentos de necesidad.
Se nos invita a asistir en los próximos días a las familias desplazadas recién llegadas, sobre todo en el acceso a la asistencia sanitaria y a los productos de primera necesidad.
Ahora más que nunca, quienes han vivido estas terribles experiencias necesitan ser escuchados y apoyados. Asegurarles un oído atento y atención psicológica quizá pueda ofrecerles un respiro de la drástica situación en la que se han visto repentinamente sumidos.
Ofrecerles espacios donde puedan compartir sus esperanzas y temorespuede, de alguna manera, ayudarles a seguir adelante ante la incertidumbre a la que se enfrentan como consecuencia de su desplazamiento forzoso.
Puede que sea una gota en el océano, pero es algo que, aunque sea en pequeña medida, les ayuda a encontrar la esperanza y, con la ayuda de Dios, a reconstruir de nuevo sus vidas.
Unidos en la misión,
Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, Líbano
