Cada domingo de Cuaresma, reflexionaremos sobre las 'siete palabras', o últimas frases, pronunciadas por Jesús desde la Cruz a la luz de nuestros Documentos de Posición Congregacional. Esta semana, recordamos las segundas palabras pronunciadas, "Hoy estarás conmigo en el Paraíso", y las relacionamos con nuestra posición sobre la migración.
Uno de los criminales allí colgados empezó a insultarlo: “¿No eres tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros!” Pero el otro criminal lo reprendió: “¿Ni siquiera temor de Dios tienes, aunque sufres la misma condena? En nuestro caso, el castigo es justo, pues sufrimos lo que merecen nuestros delitos; este, en cambio, no ha hecho nada malo”. Luego dijo: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso” le contestó Jesús. (Lucas 23:39-43.)
Desde la cruz, Jesús escucha sin juzgar a este criminal, ofreciéndole esperanza y un lugar en el paraíso. La exclusión se produce a menudo cuando juzgamos al extranjero, condenándolo a ser objeto de sospecha y xenofobia, como sucede, en particular, con los migrantes, los refugiados y las personas en reasentamiento.
Nuestra posición sobre la migración hace hincapié en que las personas no deben ser etiquetadas como delincuentes mientras están en movimiento. Rechazamos la aprehensión xenófoba que hacen que los migrantes se enfrenten a una discriminación intensificada, barreras al apoyo social y exclusión. Respetamos su derecho para establecer mejores oportunidades sociales y económicas, a encontrar su lugar en el paraíso, y celebramos las contribuciones positivas que hacen.
Como Congregación, escuchamos las experiencias y necesidades de los migrantes, acompañándolos a ellos y a sus familias, y desarrollando programas que atiendan sus complejas necesidades, como el Global Shepherds programa de desarrollo migrante en Keningau, Malasia.
Hoy, los invitamos a escuchar al extranjero sin juzgarlos y, en particular, a ofrecer a los migrantes la misma acogida que ofrecerían al Divino y como esperarían ser acogidos por el Divino.