Por Hna Juliet khasoane, Unidad de Sudáfrica

El 20 de mayo me gradué en el Instituto San Anselmo en Roma con un diploma de Educación Superior en Desarrollo Humano, Liderazgo, Formación y Construcción de Comunidad..

A través de este viaje psico-espiritual de un año en Cristo, he tomado conciencia de cómo mis emociones son un don y de cómo aquellas con energía negativa pueden ser un obstáculo en mi relación con Dios y con otras personas.

A través a la sabiduría adquirida durante la curación de mis heridas, poco a poco me he convertido en una persona mejor, la persona que Dios creó para mí.

En la graduación, en un discurso de agradecimiento en nombre de todos los estudiantes, hablé de cómo a lo largo del camino, a través de las muchas conferencias, el trabajo en grupo y las habilidades aprendidas, hemos sido testigos de cómo hemos ido creciendo en buenas y sanas relaciones. Recordé cómo cuando todos llegamos a San Anselmo, nos dieron la bienvenida con el lema “Ven como eres”. Todos vinimos como éramos, ¡pero todos nos vamos diferentes!

Me siento privilegiada por ser una de las tres estudiantes a las que se invitó a volver para continuar el segundo año del curso, que comenzará este septiembre; al final del cual habré desarrollado las habilidades para facilitar grupos. Esto será un gran apoyo en el ministerio cuando trabaje con mujeres y niños que han estado expuestos a graves heridas.

Las oportunidades de formación en la vida comunitaria, la vida espiritual, educación, y desarrollo humano have been the cornerstones and pillars of my religious formation – each playing a unique role and continually transforming me into a better person.

Cuando me permito estar abierta a la transformación, se crea una energía positiva que conecta con los que me rodean: mis hermanas, partners en la misión, las niñas, mujeres y niños con los que trabajo en mis ministerios.

Valoro cómo nuestras Llamadas a la Acción han influido en mi formación inicial y permanente y me han animado a desarrollar una comprensión más profunda de mi conciencia del universo en evolución y, a su vez, mi comprensión y experiencia de Dios. Esto ha estimulado mi conciencia de comunicarme con Dios a través de la naturaleza, algo que ha alimentado mi relación no sólo con Dios y la naturaleza, sino con todas las personas con las que entro en contacto.

Un aspecto por el que estoy particularmente agradecida es cómo mi formación inicial y permanente como hermana dentro de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor me ha ayudado a desarrollar un profundo sentido de pertenencia a nuestra Congregación única dentro de la Iglesia y de nuestro papel especial: el de nuestra misión de reconciliación..

Mientras continúo mi camino para formarme en Cristo, estoy siempre agradecida a mi comunidad de hermanas en Sudáfrica por haberme dado estas oportunidades transformadoras de formación permanente.